Me fui a buscar un oso… y terminé encontrando el verdadero oro: el agua que producen nuestros páramos. Tuve la fortuna de visitar las Lagunas de Siecha en Chingaza, y aunque el oso andino no se dejó ver, entendí por qué los páramos son verdaderos recolectores naturales del agua que usamos para sembrar… ¡y hasta para bañarnos! Allá todo resiste: neblina, solazo, frío y viento. La flora y la fauna son más valientes que cualquiera bañándose con agua fría. Gracias @WWF Colombia y @Parques Nacionales Naturales por dejarme vivir esta chimba de experiencia