“Me hicieron cruelmente esta pregunta. ¿Por qué te afliges tanto sólo por un perro? Mi respuesta... Cuando tus hijos crecen y abandonan el nido, pasas por el síndrome del nido vacío. Lloras la pérdida de cuidarlos y alimentarlos. La interacción diaria con ellos. Las risas, las lágrimas... ¡todo! Entonces llegan los nietos y tu corazón vuelve a rebosar de alegría. Es pura alegría. Luego crecen y vuelven los sentimientos vacíos. La mayoría de la gente tiene perros, y se convierten en nuestros hijos. Nos dan risas y alegrías a diario, los vemos pasar por sus males, enfermedades y operaciones. Te preocupas mucho cuando los dejas al cuidado de otros. Pasan de cachorros a adultos y se convierten en tus mejores amigos. Les das de comer tres veces al día, comparten paseos, largas charlas, te escuchan cuando estás triste, son fieles como ningún humano lo ha sido nunca, saben cuándo estás sufriendo. Y si tienes un perro muy especial, incluso saben dónde te duele e intentan aliviar tu dolor con suaves lametones y besos. Cuando se hacen mayores, confían en ti para que les ayudes. Toda su vida dependen de ti para todo. Comida, agua, atención sanitaria, amistad y, sobre todo, amor. ♥️🐶🥰 Y a cambio, te dan su fe eterna y su amor incondicional. Independientemente de lo mal que te vaya el día. ¡Ninguna criatura en la tierra hace esto! Sólo un Perro”🐶🌈✨❤️🩹 Créditos: RainbowBridge FB Group - Becky Armstrong
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