En un mundo lleno de indiferencia, enseñar a nuestros hijos a compartir puede ser el primer paso para transformar realidades. Hoy, mi hija y yo dimos algo más que unos beavers y unas cositas: entregamos esperanza, un gesto que grita *"no estás solo."* Este video no es solo un acto de bondad, es un mensaje poderoso: el cambio comienza en casa, con las manos pequeñas que se extienden hacia quienes lo necesitan. Comparte este mensaje, porque el amor puede ser tan contagioso como el hambre, pero mil veces más poderoso. ¿Qué estás haciendo tú para cambiar el mundo?
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